Desde sus orígenes, el movimiento piquetero estuvo atravesado por diferentes corrientes político-ideológicas, que incluyen desde el populismo nacionalista hasta una multiplicidad de organizaciones partidarias e independientes de corte anticapitalista. Sin embargo, pese a la heterogeneidad político-ideológica, la existencia de un repertorio común de acciones y el desarrollo de una estrategia de cooperación entre las diferentes corrientes hicieron posible que se pudiera hablar de un movimiento piquetero, en creciente ascenso político-social. Esto fue lo que efectivamente sucedió hasta mediados de 2001. Con los posteriores cambios político-institucionales, el proceso de fragmentación organizacional, ya visible en los años anteriores, se acentuaría notablemente. Entre 2002 y 2004, en un contexto de fuertes movilizaciones, las organizaciones piqueteras alcanzarían un gran protagonismo político, que no por casualidad combinaría la mayor visibilidad social con una fuerte demonización político-mediática.
Palabras clave: crisis, Maristella Svampa, movilización, movimiento piquetero, organizaciones sociales, protesta, Sebastián Pereyra.