Los libros de lectura de la escuela primaria no son sólo herramientas pedagógicas sino también instrumentos de imposición cultural. Además de servir en la enseñanza de la lectura, procuran instalar valores en las y los ciudadanos, modelando sus actitudes y comportamientos. Las niñas juegan a la mamá y los niños a los oficios. Y cuando se casan, ellas se quedan felices en casa, cocinando, lavando, planchando, remendando ropa, esperando el regreso de ellos, que han salido contentos a buscar con su trabajo el sustento de la familia. Estas son las imágenes transmitidas a los niños que pasaban por las aulas de la escuela argentina en las primeras décadas del siglo. ¿Cuánto cambiaron estas imágenes cuando el país se modernizó, cuando más y más mujeres alcanzaron altos niveles de educación, cuando obtuvieron sus derechos políticos, ocuparon bancas en el Parlamento, formaron un partido político? ¿Y cuánto después cuando el mercado laboral recibió a más mujeres y, sobre todo, a más casadas y con hijos, cuando los varones encontraron crecientes dificultades para ser los únicos proveedores de sus hogares? Estas son algunas de las preguntas que originaron este libro. Las respuestas provienen del análisis de cerca de ciento cincuenta libros de lectura de la escuela primaria argentina. La mirada recae sobre la concepción de la familia y el trabajo desde una perspectiva de género, es decir, desde las ideas que transmite la educación formal acerca de los papeles que les caben a las mujeres y a los varones en la sociedad y, en particular, en el mundo familiar y laboral. La obra recorre cien años de libros de lectura en un diálogo reflexivo entre los contenidos ideacionales encerrados entre sus páginas y la realidad social.
Palabras clave: educación, escuela, género, lectura, libros de texto.
